Red de redes neuronales

Espacios, límites y fronteras

Actualmente la world wide web puede ser considerada la gran biblioteca pública mundial. Para poder apreciar su utilidad y su potencial basta con visualizar la imagen mental que genera la metáfora (que para eso se inventaron). Una biblioteca es fácil de imaginar para cualquiera que haya visitado una. El tamaño ya puede ser un inconveniente porque “gran” es un adjetivo bastante relativo y queda a gusto de cada uno. El hecho de ser pública le confiere ciertas ventajas y ciertos inconvenientes, lo que puede causar sensaciones de temor e incomodidad, por su falta de estructura, o de curiosidad y despreocupación, porque esta desestructuración la vuelve plástica y adaptable. Que sea mundial nos permite visitarla sin pasaporte, visas o aduanas porque en la web nadie nace siendo un ilegal. Por ahora.

La imagen mental está casi completa y parece describir los sitios más frecuentados por los científicos, PubMed o BioMed Central. Es útil porque tenemos información al alcance de la mano pero ¿sabemos qué hacer con toda la información que apareció? ¿Y si no aparece nada? Algo falta y la imagen estática no sirve, hay que presionar play para que se desarrolle lo potencial.

Deja vu informático

Una nueva propiedad emerge del conjunto de características que la hacen diferente de una biblioteca clásica: hay mucho ruido. Viene de todos lados, hay remodelaciones constantes y está lleno de gente. Afortunadamente.

Tal vez la información que buscamos no está disponible en este momento pero alguien dejó unos apuntes y lo están discutiendo en algún foro. Los expertos estarán conectados en alguna página de chat, disponibles para consultarles directamente o enviarles un mensaje.

Todo esto parece conocido. De hecho, algunas bibliotecas admiten ruidos varios: consultas, explicaciones, cuestionamientos, rugidos, risas, llantos, ronquidos, noticias y aplausos. Una biblioteca parlante es mucho más que el lugar, es un congreso constante. Para un estudiante, el acceso a otras mentes puede ser tan enriquecedor como el acceso a los libros.

Imaginar la web como ese lugar donde se puede aprender en lugar de sólo acumular información es la mejor forma de ver su potencial a corto y largo plazo. La gran biblioteca parlante mundial está abierta para que dejemos nuestros apuntes, preguntemos a los que saben y a los que no también, pongamos a prueba nuestras ideas y discutamos lo que nos quita el sueño.

Filtros, tamices y coladores

Por el momento el acceso se logra a través de blogs, foros y wikis pero esto puede evolucionar hacia formas más confiables con filtros y evaluaciones personalizadas. Por otra parte, según señala Declan Butler, senior reporter de Nature, “para muchos científicos y académicos, los blogs y los wikis son distracciones del trabajo real. Muchos los consideran versiones on-line the charlas de café y ruido de fondo que atenta contra el carácter de la información académica exhaustivamente filtrada”.

Quien no haya tenido una buena idea café mediante y quien haya salido del laberinto sin ningún consejo de sus pares, y garantice que los filtros actuales son 99% efectivos, que tire la primera piedra.

Como herramienta de trabajo y de estudio, la utilidad de la web está limitada por el ingenio del usuario pero también por la confianza en los demás y este es el punto más escabroso. Tanto PubMed como las publicaciones científicas impresas tienen nuestro incondicional y merecido respeto.

Tal vez sea la tarea de nuestra generación construir el respeto que se necesita para confiar en las nuevas formas de comunicación y colaboración. En la gran biblioteca parlante local hoy sólo se escuchan rumores, pero tal vez no hayan empezado las clases.