Exclusivo: Hallan evidencias de la teoría de los caracteres adquiridos

Lammarck tenía razón




Las polémicas en torno a la teoría de la evolución han sido finalmente zanjadas por los hallazgos de un grupo de científicos argentinos. Durante muchos años del siglo XIX se discutieron distintas teorías sobre los mecanismos de la evolución de las especies. El naturalista frances Jacques Lammarck, fiel a su tradición iluminista, propuso la evolución por la herencia de los caracteres adquiridos. Según esta teoría, los individuos evolucionan por un deseo interior de estar cada vez mejor adaptados a su medio. Las características que adquieren a lo largo de su vida son luego heredadas a su progenie. Así, la jirafa tiene un cuello tan largo porque a traves de las generaciones, este animal estiró su cuello para alcanzar las hojas de las ramas más altas de los árboles, y cada generación tenía el cuello un poquito más largo. Esta teoría no tuvo mucho éxito, y el pobre Lammarck fue defenestrado por su enemigo Cuvier, conservador y antievolucionista.
Años más tarde, el inglés Charles Darwin, fiel a su tradición capitalista y victoriana, propuso la teoría de la evolución por selección natural en la cual los individuos no son los que evolucionan sino las poblaciones. Existen mutaciones azarozas en cada generación, las cuales brindan diferente capacidad reproductiva a los individuos. La selección natural conserva aquellas que brindan una mejor adaptación y descarta el resto. Celebrada antes por las ciencias sociales que por las naturales, el darwinismo se estableció como una de las principales teorias evolutivas. El descubrimiento de las leyes de Mendel y la genética molecular en el siglo XX entronaron finalmente a la selección natural como mecanismo de evolución de las especies.
Pero el siglo XXI depararía una nueva sorpresa y un fuerte revés al darwinismo. Como sucedió tantas veces en la historia de la ciencia, una teoría descartada fue rescatada por nuevas evidencias empíricas. Ahora fueron los científicos argentinos quienes demostraron que Lammarck no estaba equivocado. Un jóven flogger que fuera atacado la semana pasada por un ejemplar de otra tribu (los llamados "cumbieros") respondió a la agresión evolucionando. Los investigadores aseguran que el flogger es capaz de acomodarse el pelito despeinado más rápido, mandar sms a sus 7.564 amigos del alma que encontró en las redes sociales solicitando ayuda, y repetir la palabra "boludo" a su agresor con una frecuencia antes impensada. Estas características le darán una mejor adaptación a su medio ambiente, logrando más visitas en su blog, en el cual ya subió 85.561 fotos y 654 videos de su cara golpeada. Lo que los investigadores dudan es si estos caracteres adquiridos podrán pasarse a la descendencia del flogger, ya que la conocida condición andrógina de esta especie hace dudosa su reproducción.
Los resultados de estas investigaciones serán publicadas en la prestigiosa revista Nature. La labor abnegada de estos científicos, muchas veces trabajando en condiciones adversas, es un orgullo para nuestro país, que tanto pide de ellos sin reconocerles sus derechos.

Frick von Vailand, columnista como de la casa.